Si la difusión de las ideas se extiende en la red provocando
el miedo de las hegemonías temblorosas, si el dinero se ha vuelto el motivo de
una corrupción que descompone a un mundo que huele a pobreza y dominio,
entonces la palabra se desplazará en el espacio por medio de los propios
mecanismos que utilizan las hegemonías para ejercer sus mecanismos de poderío:
las armas de la propaganda.
Proselitismo, proselitismo poético, comerciales directamente
hasta su casa mediante el poder de la palabra, mediante el poder de su
propagación en internet, compre miseria, compre lo que sea, pero compre,
compre. Comprar nos da prestigio.
Si los talentosos ocupan, por dinero, sus capacidades al
servicio de los sistemas hegemónicos para la manipulación de las masas,
nosotros haremos nuestra lucha en el sentido in verso. Pero, ¿para qué la denuncia?, ¿para qué las palabras como
resistencia?, si podemos hacerlas carcajearse de la miseria, ¿para qué
la violencia?, si podemos reírnos. El mundo es ridículo
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