martes, 13 de agosto de 2013

La Reforma Energética y el pesimismo de Magnánimo Depronto

Entrevista por Óscar Tanat 


Magnánimo Depronto, es el pseudónimo de Alberto Salazar, San Pedro Amuzgos, Oaxaca (1953). Ensayista oral y teórico del arte. Su pensamiento aún inédito saldrá a  la luz pública en el libro, La olla depresión, aportes para entender lo inasible.

Don Magnánimo, ya que está en boga el tema, ¿cómo ve usted la propuesta de la Reforma Energética?
Bueno, antes que nada déjame decirte que me siento rejuvenecido, siento que estamos de nuevo en los años 90. Veo a Salinas salir con el coco bien maquillado en la tele y parloteando sobre el Tratado de Libre Comercio con los gringos, y de los grandes beneficios que traería al país: que la patria reforzada y que así la íbamos a heredar a nuestros hijos, que por fin la nueva grandeza mexicana, que ya estábamos listos para convertirnos en primer mundo, que era una oportunidad histórica y única, y todo un infortunio de palabras que jamás surtieron efectos positivos sobre un México que hoy vive las consecuencias. La Reforma Energética parece manejar un discurso similar y valdrá la pena desmenuzarlo, más o menos, para inquirir sus efectos a corto y largo plazo.

Le leí la reforma don Magnánimo, y parece tener algunos fundamentos para permitir la participación del sector privado, principalmente porque la producción ha disminuido y es necesario fortalecerla.
Claro, eso es fundamental, si tu empresa decrece en la producción, significa que algo estás haciendo mal y que tienes que enderezar el camino, pero habrá que deliberar cuáles son los caminos más viables antes de apresurarse en cualquier toma de decisión. El problema es que aquí se están jugando intereses particulares. Empecemos. La reforma comienza con un análisis histórico del cardenismo, como la supresión que hizo de las concesiones que daba el estado a particulares para la explotación de los recursos. Pemex sería una empresa regida por el estado que tendría derechos únicos sobre la extracción, producción, transportación y comercialización del petróleo. Con este Modelo Pemex llegaría en 2004 a producir su pico máximo de la era moderna, 3.5 millones de barriles diarios. Pero al día de hoy se producen sólo 2.5. ¿Qué sucedió? La reforma plantea que parte de esto se debe a un rezago tecnológico que ha impedido, e impedirá, que Pemex  siga siendo competitivo, y se hacen comparaciones con otras industrias petroleras, principalmente la de Estados Unidos, que sí han encontrado nuevos yacimientos y sí han multiplicado garrafalmente su capacidad de producción.

¿Entonces cuál cree que sea el camino?,  ¿el de la privatización?
Habrá que estudiar bien los discursos. Hablan de que Pemex no se vende, se habla más bien de una "cooperación" con la iniciativa privada que, según ellos, no implica que el petróleo deje de ser de los mexicanos. La cosa está así. Plantean que si Pemex no tiene la tecnología para la extracción que debe comenzarse ya en aguas profundas, porque en aguas someras el recurso está por agotarse, se deber realizar una inversión equiparable a una exploración lunar. Ese dinero en teoría no se tiene, y es por eso que muchos países optan por la cooperación con otras empresas, para facilitar la exploración y extracción. Esto es lo que plantea en parte la Reforma, pues hasta ahora el estado no tiene permiso legal para asociarse a otras empresas en materia petrolera. Es por eso que Peña salió con el discurso de una Reforma con enfoque cardenista pero acorde a los tiempos actuales. Es decir, una que no modifique totalmente los artículos en juego pero que sí habrá las posibilidades para manejar a Pemex con otras reglas. Seguirá siendo de los mexicanos, pero las ganancias no tanto. Paradoja.

Ahora, muchos pensamos que de los mismos recursos de Pemex podría salir la lana para invertir en tecnologías propias. Algunos dicen que esto no se puede porque se tendría que recortar el gasto público con miras a realizar esa inversión, pues gran parte de los recursos de Pemex pasan a las arcas del estado y claro, una parte también a los bolsillos de altos funcionarios. El punto está en que visto teóricamente parece que funciona lo de las empresas privadas en cooperación y además se posiciona como la única alternativa si no se quiere recortar el recurso público para que Pemex invierta en sí mismo. Pero ahora vamos a los peros, pues hablamos de una manipulación de la información. Es evidente que la corrupción y los malos manejos de dinero son patentes. Pemex decreció su producción por estos malos manejos y no tuvo visión empresarial para invertir de a poco pero seguro en su infraestructura; el dinero comenzó a salir a manos llenas para parar en los baúles de la corrupción y claro ejemplo de ello es un Deschamps enriquecido. Lo cierto es que Pemex, pese a la baja de su producción, no está en quiebra, no en cuanto puede solventar gastos públicos y al mismo tiempo enriquecer bolsillos particulares. 

¿Qué pasaría en caso de que la reforma se aprobara?  No quiero pecar de brujo, pero hay un sentido común que, al menos por ahora, me domina. Es obvio que los empresarios más ambiciosos, los que no necesitan dinero pero quieren más, están ya apuntándose para hacer “la inversión que Pemex requiere”; esto implica jugosos negociazos a nuestras espaldas que permitirán que los particulares hagan su agosto con el petróleo de los mexicanos. En lugar de que Pemex contrate eventualmente los servicios profesionales pertinentes para la exploración, y así poco a poco crecer y hacerse de su propia tecnología para lograr una autonomía global –Que me parece lo más sensato pero poco factible para la iniciativa privada que lo que busca es hacer baro–, los particulares  aparecerán como socios de la empresa y recibirán utilidades. El monto de las utilidades no está especificado en la Reforma, eso es juego sucio: la Reforma primero se aprueba, y luego se determinan los porcentajes. Imagino también que ha de imperar el nepotismo y la ambición desmedida de empresarios extranjeros que ven una mina de oro en un país al que todo le han robado y ahora, bajita la mano, pretenden agarrarse de su petróleo.

Dicen que bajará el precio de los hidrocarburos, y dicen que no habrá concesiones, que esto estará bien vigilado por el estado, ¿de cuándo acá el estado vigila por el bien de sus habitantes? La prueba está en los despilfarros injustificados y en la pobreza imperante. Ahora, pienso que esto de las concesiones es una falacia. La Reforma dice que Pemex no puede hacerse cargo sólo de todos los procesos que implica una empresa, por lo que requiere de particulares que le ayuden a la comercialización, transportación, etcétera. Lo cual implica, si no concesiones, si terceros que puedan obtener un ingreso por hacer esas chambas. Es decir, que una parte más del dinero se fugará por ese lado, Pemex ya no obtendrá el porcentaje de ganancias que hoy obtiene. Quizá producirá más, y por eso creen que necesitará de particulares que ayuden a comercializar, pero se piensa en esto como si el petróleo fuera infinito. Se quiere sobrexplotar y dejar parte del dinero a particulares, muchos de ellos ni siquiera nacionales. ¿Qué va a pasar cuándo el petróleo se acabe?

¿Entonces qué camino nos queda?
Me atrevo a pensar que ninguno. El problema radica en los malos manejos que sin duda seguirán su curso independientemente de lo que ocurra con Pemex o la CFE. Mira, mientras más dinero se genere en este país, te aseguro que no irá a parar en quienes más lo necesitan, siempre habrá filtros de corrupción  que lo disminuirán. No importa cuánto dinero pueda generar Pemex mientras no haya transparencia verídica en el manejo de sus recursos. La intervención particular implica la generación de ganancias que se irán filtrando hasta llegar raquíticas al gasto público, como siempre, y en cambio sucederá el enriquecimiento de unos cuantos que ya están esperando que se apruebe la Reforma. Además pretende quitársele carga fiscal a Pemex ¿no es esto incongruente?, ¿No se supone que se quiere generar más recurso para su uso en el gasto social?, ¿Qué sentido tendría generar más ganancia para que el mismo Pemex se la quede? Bueno, quizá el sentido es que Pemex pueda invertir en su propia infraestructura, pero ¿Pemex o los particulares? El doble discurso dice que se le cobraran menos impuestos a los particulares para que sigan haciendo su chamba y les resulte redituable y atractivo como negocio "colaborar" con la industria; en pocas palabras: que no se vayan hasta que se consuma todo el petróleo. Y luego escriben “Compartir los riesgos de la extracción”, como si fuéramos pendejos. ¿Por qué no dicen que los riesgos y los beneficios? Estos últimos son más jugosos.

Es obvio que nos están vendiendo un discurso engañoso. La Reforma habla de los intereses del Estado. Pero el estado no ha votado nada, me refiero al estado entendido como quienes conforman México. Existe un estado que se conforma únicamente de la clase política y empresarial que toma las decisiones y se las atribuye a los intereses de los mexicanos, pero que en realidad son sus intereses de ellos. Existe un divorcio entre la gente y el Estado.

Por último, qué nos dice con respecto a la CFE y su papel en la Reforma
Se habla de un formato similar, de que la CFE ya no se da abasto y presenta un déficit que a mediano plazo será irreversible. Por eso pretende la entrada de la iniciativa privada. Dicen que esto bajará los costos, que se verá reflejado en los recibos. Pero veo aquí un indicio de destrucción inminente. Me pregunto cómo hará “el estado”, ahora entre comillas,  para financiar algo cuyas ganancias se irán en alto porcentaje a particulares. Al final los particulares terminarán fortaleciéndose y rebasarán “al estado”. Para entonces a largo plazo establecerán las tarifas que más se le acomoden, como lo hace Telmex. Claro, la historia de Telmex es diferente, y más descarada. 

No soy experto en el tema, pero tengo algo de sentido común. La corrupción es la raíz del problema. Si Pemex o la CFE se vuelven exitosos como empresas afiliadas con particulares, se las van a comer al amparo de la ley, que es lo peor. Es curioso ver los encabezados de prensa que dicen que habrá más oportunidades para los empresarios, Pero esos empresarios ya están determinados. No significa que tú, con tu empresa rascuache, vas a tener la oportunidad de volverte exitoso, no significa que ahora vas a tener más oportunidades de empleo digno, más bien tendrás, si nos va bien, más posibilidades de un empleo al estilo bien matado y mal comido. Los pactos ya están hechos y ya saben quiénes van a participar en qué cosas. Los negocios que vienen están diseñados para la clase gobernante y los grandes empresarios. No para nosotros. Nos quieren engañar y somos tan ingenuos que hasta los defendemos y nos regocijamos en nuestra miseria.

¿Algo final Don Magnánimo?
Agárrense, que viene la Reforma fiscal, que como dicen en mi pueblo: "es pa' que amarre"



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